"La soledad", un Goya para una gran película

Ayer pude contemplar, y utilizo con exactitud el verbo, la extraordinaria película La Soledad.
Como simple espectadora, que no conoce los entresijos del lenguaje cinematográfico ni los materiales que se utilizan para su construcción, sentí sin embargo de inmediato que me hallaba frente a un lenguaje nuevo. El arte, como he dicho otras veces cuando hablamos de literatura, busca caminos, o los traza nuevos. Y siempre es un hallazgo descubrir el prodigio que tanto escasea: una voz propia, personal, una vocación de estilo que se abre paso con tanta fuerza.
Al principio estaba muy atenta buscando el punto de vista, la intención… pero enseguida me relajé sobreentendiendo que al igual que decimos, y perdón por la frase tan manida pero tan explícita, que los libros son mitad de quien los escribe y mitad de quien los lee, pues con el cine podemos hacer lo mismo, así que apoderándome de la película y haciéndola mía deduje que aunque estemos juntos y nos amemos, somos soledades, y en esa fina frontera se dilucidan el dolor por el otro, el respeto irremediable, la espera impotente a que el amado, el querido, elabore su duelo… Nunca antes había contemplado la soledad tan bien definida, tan exacta, tan precisa, mirada desde el ángulo que no solemos ver, es como si dijera, esto es lo que hay y no es malo, simplemente es así.
Noté que la película me entraba directa, se me entrañaba sin el tamiz del pensamiento, me afectaba, (para bien por supuesto), si no hubiera sido por la ternura que emana de todos y cada uno de los personajes, esa forma tan desnuda, tan honrada de poner el primer plano, ese gigantesco pantallazo me habrían resultado incluso agresivos, aunque tampoco me habría importado la bofetada, ni que su tono fuera el grito, pero este autor dice las cosas más fuertes, hondas, y esenciales en sordina y a mi me gusta mucho su ritmo parsimonioso, esa lentitud necesaria con la que el autor espera al espectador invitándole a que entre, para hacerle cómplice, ese es el tercer plano que no sale: nosotros y es muy generosa su hospitalidad, Jaime rosales nos concede el tiempo suficiente para mirar a los personajes y conseguir la empatía, y nos coloca a su lado para acompañarlos, o deja que nos miren de frente para que nos reconozcamos en ese espejo.
Nunca antes había experimentado, de forma tan concreta, un atentado, es un logro enorme cómo el autor te hace volar por los aires a ti, espectador, con la brutalidad de lo inesperado para después mostrarte las consecuencias, no las grandilocuentes, sino las íntimas que son las más duras, la vida continúa ¡sólo faltaba que no se pudiese remontar! Da lo mismo no saber quien llama por el portero automático, es la vida que como el torrente que es se abre paso buscando el cauce. Lo único que siempre lamento es que no sé cómo este sistema se las arregla para que yo conozca todos los nombres de los actores americanos y desconozca la larga trayectoria e impresionante labor de actrices como Sonia Almarcha o como cualquiera de los demás compañeros del elenco. Nuestro país desde siempre produce arte en cantidades envidiables que para sí quisiera el “Imperio”. Yo no entiendo en qué consiste que cada año veamos caras nuevas que desaparecerán en poco tiempo. Tiempo, eso es lo único que requiere un artista, tiempo para desarrollar su trabajo y los cuatrocientos euros de vez en cuando, para tóner o para metros de celuloide al menos. Me acerqué a la película porque Jaime Rosales me conmovió con sus palabras al recoger el premio. Cuando el arte y la bondad se aúnan el resultado es un bombazo. El fin último del ser humano es alcanzar la bondad, no la sabiduría como siempre se ha pensado y al verle me dije: He aquí un hombre bueno
A mí me da igual que la técnica se llame polivisión y que ya se utilizase en los años sesenta del XX, sólo es una herramienta y lo que importa es lo que se hace con ella y el director ha creado.Casi sin darme cuenta me introduje entre los miembros del jurado y por experiencia, podría afirmar que escuché sus razones sin miedo a equivocarme, en literatura también sucede: se abre paso con fuerza una novela, y es el jurado el que se pone a su servicio no sin lamentar el abandono de otras obras magníficas cuyo reconocimiento por desgracia se queda en el anonimato, la gran diferencia por suerte es que en cine el público puede ver las demás, en los jurados de literatura el premio suele ser único y el resto se destruye aunque haya estado en el umbral. Se sufre, aunque quede la esperanza de que los escritores o escritoras desconocidos no tiren la toalla y se presenten de nuevo a la “competición” del año siguiente por eso quiero dar desde este pequeño rincón la enhorabuena por las deliberaciones al jurado del premio Goya, imagino el sentimiento de orgullo que debieron sentir al aplicar el mecenazgo.

2 comentarios:

  1. No he visto esta peli, pero después de leer tu comentario me han entrado muchas ganas de verla. Pero te recomiendo otra, también española, que he visto el pasado fin de semana y me ha gustado mucho: Habitación en Roma de Julio Médem. La verdad es que me llevé una sorpresa. Debo decir que Médem y yo no nos solemos llevar muy bien (salvo excepciones como la de Lucía y el sexo) y esta peli que va de dos lesbianas pues... imagínate con qué prevención me puse a verla. Sin embargo, me pareció bellísima y muy complicada de hacer. Solo tiene una localización que es la habitación de un hotel y hubiera sido muy fácil caer en el plano fijo o planos secuencia. Sin embargo, dentro de las limitaciones del escenario consigue darle mucho dinamismo. Por otro lado, la fotografía me pareció espectacular; durante la película hablan mucho de los pintores renacentistas y la fotografía recrea un poco esa luz y esa composición de las pinturas de la época. Y luego la historia es muy bonita. Reconozco que tenía bastantes prejuicios y me esperaba la típica peli de porno suave con una chica medio camionera y otra neumática, pero qué va, nada de eso, es una historia de amor muy bonita y muy dura en algunos momentos. Las protagonistas no se desnudan únicamente de forma física sino de forma psicológica y emocional. No sé, si la ves ya me dirás qué opinas.

    ResponderEliminar
  2. Muchas gracias Sara por regalar en este rinconcito tus emociones e impresiones tan inteligentes hondas honestas y precisas,es fácil seguir tus recomendaciones porque contagias las ganas de ver buen cine. Estoy deseando ver "Habitación en Roma" de Julio Médem. Un abrazo Pili Zori

    ResponderEliminar